Y yo me pregunto, ¿qué sitio mejor que una escuela, con sus pinturas, con sus miles de niños, con sus instrumentos, y con un sinfín de lugares y recursos para fomentar la creatividad? Pero por desgracia, esto no es así, y me molesta mucho. A lo largo de este corto periodo que llevo en Ciencias de la Educación me he dado cuenta de que en las escuelas no se hace otra cosa que no sea adoctrinar, haciendo creer a los niños que son libres y creativos. Estoy harto de ver profesores que imponen dogmas a sus alumnos, y harto de ver a alumnos que aceptan esos dogmas sin preguntarse el 'por qué', o más importante aún, el 'para qué'. Desde pequeñitos se nos educa para que no nos salgamos de la línea, los límites impuestos (está prohibido salirse de la raya, y si te sales el dibujo no está bien hecho). Me paro en este punto, ¿por qué en plástica, una asignatura tan creativa, los profesores no innovan y se quedan estancado en los simples cuadernillos en los que los dibujos vienen dados y los alumnos solo tienen que unir puntos o colorear? Con lo bonito y lo creativo que sería enseñarle a un niño distintas formas de pintar y que sea él el que haga un dibujo libre de su propia imaginación. También podría mencionar la asignatura de la música. Si sigo ahondando en este tema me doy cuenta que la nueva reforma educativa no le da la importancia que se debe a la música y la plástica, así como a la educación audiovisual, portadoras de la creatividad y beneficiosas también para el desarrollo cognitivo del propio niño, y esto me molesta muchísimo.
¿Y qué me dicen sobre esas aulas en las que vemos a todos los niños ordenados por filas y el profesor en una tarima? Aquí subyace un tema bastante curioso y que a menudo la gente no ve, y es el siguiente: Yo, profesor (superior), soy fuente de conocimiento indudable, y vosotros, alumnos (inferiores) debéis retener tanta información como sea posible y, en pocas ocasiones, dudar de si es verdadera. Sería maravilloso un aula con profesor y alumnos sentados en un corro debatiendo ideas y conocimientos. O un aula sin paredes en el que se aprenda de la naturaleza. O lo que sería utópico, una mezcla de esto. Es decir, una clase sin niveles jerárquicos, fundada en el respeto, en la que el profesor sirva de guía de conocimientos. Es decir, él será el encargado de impartir conocimientos, pero luego se debatirían estos conceptos para así poder interiorizarlos mejor, y si fuera necesario poder echar mano de la naturaleza o del exterior para la mayor incorporación de conocimientos y aprendizaje.
También puedo resaltar el recurso de trabajos por proyectos. Es decir, realizar unas unidades didácticas básicas que serían repartidas entre grupos de alumnos. Entonces, son ellos los que podrían y deberían buscar toda la información respecto a ese tema. Así se trabajaría la creatividad, la destreza al manejar distintos recursos de información (en los que juega un papel claves las TIC), el compañerismo, el poder interiorizar de una manera mejor los conocimientos ya que los alumnos están un espacio de tiempo trabajando sobre ese tema, que a la vez abarcaría otros más generales. Luego se pasaría a exponer sus trabajos para la clase y luego se haría un debate o saldrían comentarios, de esta forma los alumnos aprenden de los alumnos, y el profesor también de ellos. En este modelo, el rol del profesor cambiaría de ser el que imparte el conocimiento a el de la persona a la que hay que acudir si necesitas ayuda, y al de la persona que enseña a los niños a discriminar información verídica de Internet, por ejemplo, de las que no lo son.
Desgraciadamente, todo esto que estoy diciendo y proponiendo tardará en implantarse ya que la escuela también mata la creatividad de los profesores. Es decir, nuevos profesores, jóvenes y creativos, llegan a escuelas en las que el modelo educativo establecido es tradicional. Esos jóvenes profesores se ven obligados a cambiar su metodología debido a la presión de los profesores que llevan ya años trabajando en esos colegios y que no van a permitir que un jovenzuelo les de problemas y quebraderos de cabeza con metodologías nuevas. Afortunadamente, me consta que hay colegios en los que esta situación está cambiando. Me remito por ejemplo, al colegio de Rincón de la Victoria, María del Mar Romera.
Uno de los principales problemas de esto, es que en pleno sigo XXI se siga teniendo un modelo educativo perteneciente a la revolución industrial, en la que el fin de las escuelas era preparar a gente para que tuviera un trabajo. En la escuela del siglo XXI se debe apostar, además de por la preparación y los conocimientos, por el ser humano como ser humano. Es decir, con unos principios tales como una educación emocional, un aprendizaje de hacer, no de repetir, y con una finalidad como la de ser feliz. Hay que recuperar la concepción de que el arte es tan importante como lo científico. Sir Ken Robinson dice en una de sus entrevistas: 'La creatividad ahora es tan importante como la alfabetización y deberíamos darle el mismo estatus.'
Os adjunto un vídeo de dos mentes pensantes, Eduard Punset y el gran Sir Ken Robinson (programa 'Redes' de la 2').
Aquí, otro vídeo, un análisis de la escuela actual. Ken Robinson.
Muy interesante tu trabajo, Lupi. Lo haces de una manera muy personal y muy poco académica. Además abordas muchos conceptos y te remites a un buen número de problemas y de situaciones.
ResponderEliminarLa edición está bastante bien; no es muy original que digamos, pero has buscado información y nos la ofreces para ilustrar o apoyar lo que piensas. Bien hecho.
En tu entrada hay bastantes cosas que discutir, cosa que haremos en clase porque este no es sitio adecuado. Por ejmplo, dices que la plástica es perfecta para desarrollar la creatividad. Vale, sí, pero ¿las matemáticas no? ¿La literatura?... Piénsalo.
También, cuando hablas de APB, dices que el profesor es el encargado de impartir conocimientos (que serán discutidos). De eso no estoy tan seguro. Piénsalo también y vuelve a lecturas anteriores para ver cuál es el papel del maestro en la sociedad digital.
Por último (por ahora), afirmas que los maestros jóvenes se tienen que someter a los mayores... Bueno, pues resulta que eso sería demasiado sencillo, y no lo es. No, no es así. Las razones de la escasa capacidad de transformación de los maestros jóvenes hay que buscarlas en otros sitio. Ya lo haremos. O pregunta a tus profes de Diáctica.